lunes, 25 de mayo de 2009

Editorial junio 2009


El tiempo no duerme los grandes dolores pero sí los adormece
George Sand

Hay momentos en la vida que te marcan profundamente. algunos son felices y otros no lo son, en estos últimos días antes de iniciar el mes recibí una noticia trágica, la muerte de un amigo muy querido, no fuimos tan unidos como lo hubiera querido, pero vivimos épocas muy bonitas en la universidad y fuera de ésta.
David Enríquez Estrada, era una persona maravillosa, todos aquellos que tuvimos la fortuna de conocerlo saben a lo que me refiero, siempre te saludaba con una enorme sonrisa, amable, cálido, platicador, disfrutaba la vida al máximo, tenía tantos proyectos que lo hacían emocionarse y de los que me contó en su momento, tenía tanto futuro por delante.
Era un gusto encontrártelo, siempre tenía tiempo para platicar contigo y saber cómo estabas, cómo te iba en el trabajo, con tu familia y amigos, no tengo palabras para agradecer a la vida haberlo conocido, es de las personas que marcan tu vida y de las que puedes presumir su amistad.
Conociendo a David, no querría que estuviéramos tristes su familia y amigos, al contrario, le gustaría que supiéramos que cada día lo vivió como se debe, disfrutando la vida, sin tantas preocupaciones, sin dejar de pasar un sólo momento sin demostrar el cariño y amor que tenía.
Sólo puedo decir que te extrañaremos, que nos dejas una lección de vida muy valiosa a todos los que nos quedamos aquí, pero sé que estás feliz al lado de tu papá y que nos esperarás a todos tus amigos con los brazos abiertos.

David, descansa en paz.



La vida de un amigo, es la nuestra, como la verdadera vida de cada uno es la de todos.
George Sand.