lunes, 27 de abril de 2009

Editorial mayo 2009




Mamá, es la primera palabra que aprendemos al hablar y la cuál repetimos miles de veces a lo largo de nuestra vida.

Las mamás - además de ser amas de casa, enfermeras, chefs, conductoras designadas, costureras- son nuestros ángeles guardianes; siempre están ahí para nosotros, con ellas compartimos nuestras alegrías, nuestras tristezas, los problemas en la escuela, en el trabajo y con los amigos. Son el pilar de la familia y la fortaleza del hogar.

Muchas veces cargan con demasiados problemas que uno ni siquiera cuenta se da: hacer milagros para que la comida alcance, tener un menú diferente cada día, estar al pendiente de todos los gastos del hogar, cuidar que todos estén sanos, recordarnos siempre las cosas con tal interés como si fueran de ellas, etc.

Pero también su amor es inmenso. Aun cuando niños hicimos las peores travesuras o les hacíamos pasar los peores corajes o vergüenzas, por más enojadas que estuvieran, en el fondo se reían de nuestras tonterías y ya mayores a veces pasamos vergüenzas con ellas cuando nos ponen en evidencia sacando algún trapito sucio al sol.

Es una fortuna tener a tu lado una mamá y aunque a veces no la comprendamos, el amor de la madre es la mayor prueba del sentimiento más hermoso que existe, que perdona todo y que es incondicional.

En fin, una vida no alcanzaría para expresar todo lo bueno que hacen por nosotros.

¡Felicidades a todas las mamás!