miércoles, 26 de agosto de 2009

Editorial septiembre 2009



Verde, blanco y rojo son los colores de nuestra bandera y representan a México, nuestra patria, pero ¿realmente qué representan para ti? ¿Te sientes mexicano comprometido con tu país?, o sólo te acuerdas de México cuando la selección mexicana juega un partido, cuando es 15 de septiembre o cualquier otra celebración patria.


Ser mexicano es trabajar y cumplir como ciudadano día con día, todo cuenta para hacer de este país algo que añoramos la mayoría, un país desarrollado, donde la pobreza sea mínima y las injusticias también.


Desde no tirar basura en la calle, salir a votar aunque la creencia sea que eso no cambiará el rumbo del país, no estacionarse en doble fila etc., hay muchas cosas que podemos hacer para que nuestro estado y nuestro país sean mejores.


Seamos mexicanos no sólo a la hora de festejar, sino en todo momento, exijamos que se cumplan las leyes y, sobre todo, eduquemos a nuestros hijos (as) que son las presentes y futuras generaciones y quiénes merecen un país con mejores oportunidades.


Basta de tener complejos de inferioridas, los mexcanos tenemos un gran espíritu y corazón, lo que nos falta es decisión, voluntad, amor propio y unión para poder cambiar el rumbo de este país, no esperemos más y comencemos desde hoy.




miércoles, 5 de agosto de 2009

Editorial agosto 2009.



Después de las elecciones y el triunfo total del PRI, los ciudadanos que votamos debemos, ahora, exigir a los diputados el cumplimiento de su trabajo por encima de partidos e ideologías y aprovechar el impulso que las fiestas de julio le dieron a Oaxaca para reanudar el turismo e incentivar la economía.
Además de los programas que se están implementando para cambiar la imagen de la ciudad habría que proponer un programa que se enfoque a recobrar el respeto cívico a los ciudadanos de cualquier nivel socioeconómico, ideológico y sexual.
Para el progreso de toda sociedad es indispensable el valor del respeto, al no haberlo derivan una serie de actos que inexorablemente conllevan a la violencia.
Oaxaca era una ciudad tranquila hasta hace algunos años, añoramos todos los oaxaqueños caminar con tranquilidad por nuestras calles sin tener miedo a sufrir una agresión ya no sólo verbal sino física, vivir en armonía donde todos nos saludábamos sin anteponer egoísmos, envidias y/o rencores muchos de ellos injustificados.
El mal ejemplo que ha ido pasando de generación en generación y ha creado un clima enrarecido obliga a revertirlo a todos los oaxaqueños, en caso contrario, Oaxaca será tierra de nadie. No esperemos ver convertido a este hermoso estado en una entidad aterrorizada como las del norte del país o como Michoacán.
El cambio no se puede dar de la noche a la mañana, ciertamente, pero todo comienza con decisión y voluntad. Ojalá cada uno tenga el ánimo de querer cambiar esta situación.