martes, 25 de enero de 2011

Editorial febrero 2011.



Intenso, palpitante, de mil tonalidades, pasional, tierno y a veces sangriento, puede llegar a ser ese sentimiento al que llamamos amor.

Nunca ha sido fácil definirlo, se ha intentado plasmar en miles de historias, cuentos y  leyendas, siempre aguardando y anhelando un final feliz… pero que será diferente para cada uno, tal vez esa es la sorpresa que nos tiene guardado este sentimiento.

Su mayor enseñanza es: la empatía, la humildad, el entregarse sin esperar lo mismo a cambio, es saltar y cerrar los ojos para dejarse llevar por esa maraña de emociones indescriptibles.

El amor tiene sus secretos, sus reservas, tratará de protegerse porque ¿quién no tiene miedo de salir lastimado? Puede volverse vulnerable… casi volátil y, entonces, la parte más difícil será creer y confiar, porque pueden existir desafíos, lágrimas, decepciones o mentiras.

Al final, no debe importarnos qué pueda deparar nuestra historia, ni cuánto dure, siempre que en un principio dibujemos una sonrisa en nuestra boca y aprendamos a redibujarla si es necesario.



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