martes, 9 de septiembre de 2008

La revolución de los pijos 1. Crítica a la crítica.

Que nos gobiernen las putas, sus hijos han fallado.

Pancarta en la manifestación de Iluminemos México en el DF.


Hace unos años Joaquín Estefanía escribiría su libro titulado “Hij@, ¿Qué es la globalización?” (2002), este fue publicado en México en una edición de bolsillo por, en esos momentos, la recién aparecida editorial “Punto de Lectura”. Esa fue la primera vez que escuche la palabra pijo o pija que es un sinónimo de la palabra “fresa”, que hace referencia a una persona de posición elevada, que sigue día a día, la última moda y tiene una manera de hablar muy característica: “o sea, ¡hello!”.

Estefanía les escribía a sus hijos y página a página explicaba que significaba globalización y todo aquello que había generado como consecuencia inmediata y, posiblemente, originaría. En los primeros párrafos del libro, el autor le decía a su hija, universitaria en ese instante y que así será recordada en las páginas del libro, que ella había dejado de ser pija para volverse altermundista, que algo le había sucedido para dejar el coche, el celular y su constante cambio de modelo, la ropa de marca y las idas constantes al mall; todo había sido cambiado por el uso del transporte público, la bicicleta y un etcétera que cambió las condiciones de vida y de relación con su entorno. Algo así paso este 30 de agosto en las calles de la ciudad de Oaxaca.

Las manifestaciones en contra de la inseguridad se han realizado desde hace varios años en la capital de país. En Oaxaca no hay día en la que no se hagan manifestaciones y en estas se exija y pida de todo. Hace unos meses, después de que cerca de la casa del Procurador de Justicia, Evencio Nicolás Martínez Ramírez, apareciera la cabeza de un desconocido y una serie de actos delictivos que incluían los levantones y secuestros se impusieran en la realidad cotidiana; cada fin de semana se comenzaron a realizar manifestaciones, marchas, en contra de la delincuencia y para pedir la paz en Oaxaca, a la realización de estos actos públicos se les llamó “Caminata Ciudadana por la Justicia, la Paz, la Seguridad”y ¡un sinfín que ya no cabía en la manta!

Estas caminatas fueron antecedentes en Oaxaca, para lo que el día 30 agosto por motivos de convocatoria nacional se llevara acabo bajo el nombre de “Iluminemos México y Oaxaca”. Las manifestaciones previas a la “Iluminemos México y Oaxaca” fueron totalmente pírricas y muy en la forma y fondo no tenían ni principio ni idea de lo que pedían y querían, la generalidad era, ahora si, todo lo que se buscaba: paz. La presencia en los medios de comunicación se debía más por los actores que asistían que por la presencia pública que como conjunto podían tener las marchas, eran más nombres que manifestantes. La falta de asistencia a estas manifestaciones, esta búsqueda por la activación o surgimiento de la ciudadanía cuando el espacio privado esta siendo violentado por el Estado, se debía, en parte, por la falta de organización de los convocante y, por otro lado, el dirigir la difusión de esta a un solo sector. 200 o 300 manifestantes no habían tenido una repercusión mayor en los estratos sociales oaxaqueños y, eso sí, sólo habían logrado repercutir en el sector al que pertenecen.

A diferencia de estas marcha locales, por actores locales, la convocatoria nacional de “Iluminemos México” logró sacar a más de mil personas a las calles y exigir un alto a la inseguridad. En dicha marcha, el sector primordial, el cual era mayoría en la marcha, estaba encabezado por aquellos actores que semanas antes habían comenzado a tirar lo que sería un intento de embrión por generar un movimiento social, aunque ellos utilizaran la palabra “sociedad civil” para referir a sus marchas, que permitiera una organización fuera del aparato del Estado para tratar temas de seguridad pública y así generar una agenda alterna a la creada por el gobierno, esto llevaría a un monitoreo constante de los actores políticos en el tema de seguridad, esto jamás fue planteado por los actores, se veía más un protagonismo callejero que una creación de foros públicos y, con ello, de espacios públicos, era más el salir a la calle por una inconformidad que promover soluciones a la inconformidad. La marcha “Iluminemos México y Oaxaca” ha dejado un acontecimiento que es necesario analizar, ¿Qué fortalezas y debilidades podemos encontrar ella y en su antecedentes previos?

Las caminatas con mi vecino. Fortalezas.

Las caminatas que previamente se habían realizado para tratar de exigir un alto a la inseguridad en Oaxaca y a la cual se le fueron sumando demandas coyunturales que bien sirven para el comercial, como aquella de “las camisas rojas”, taladores pero si se le pone así no vende, de Chedraui, sacaron al escenario público una inconformidad por parte de actores fuera del aparato administrativo del Estado pero, que son fuente para legitimar el actual gobierno: empresarios y líderes de opinión.

Dichas manifestaciones públicas, sin quererlo, crearon un espacio que serviría después para la manifestación Iluminemos Oaxaca, esto debido a que ya había un antecedente que reconocía y hacia pública la denuncia de que los secuestros y la delincuencia organizada habían logrado minar la tranquilidad de un sector de la sociedad, aquel que estaba en las caminatas.

Lo importante de “Iluminemos México y Oaxaca” fue que logró sumar más individuos a la manifestación pública, pues de 300 personas se logra pasar a hablar de mil a dos mil personas. La caminata dejó de ser sólo con mi cuate, mi vecino, mi primo, mi esposa para sumar a un desconocido que en su propia realidad también reconocía una realidad social que atentaba contra su tranquilidad. Sin duda, la salida de más individuos llevó a la activación de organizaciones no gubernamentales y gremiales, como aquellas que llevaron sus lonas y aquellos taxistas que iban uniformados, que sin crear un diálogo entre organizaciones coincidieron en que la inseguridad, y lo particular de los secuestros, comienza a afectar a todos.

La fortaleza, como algo interno a la marcha, es que hoy se puede tener la formación de una idea o modelo de la Sociedad Civil en Oaxaca. Gracias a “Iluminemos México y Oaxaca” diferentes organizaciones sociales y gremiales, más los individuos que sin pertenecer a movimientos u organizaciones se sumaron a ella, pueden comenzar a elaborar una agenda entorno a los temas de inseguridad que le preocupan, sin perder su autonomía como organizaciones, en un entorno de discusión pública en un orden horizontal, reconociendo que la igualdad es aceptar que todos somos diferentes.

El discurso estúpido. La debilidad.

La convocatoria y el número de asistentes a la manifestación de “Iluminemos México y Oaxaca” fue un logro si se compara con las “caminatas” que la antecedieron. La debilidad sigue estribando entorno a las declaraciones, escritos y discursos que se han hecho patentes, públicos, por parte tanto de integrantes como de convocantes a esta idea de manifestarse para exigir seguridad.
Aunque semanas previas los “marchistas” de las “caminatas” habían realizado una consulta sobre que hacía falta en Oaxaca entorno al tema de la inseguridad que se vivía, nunca dieron a conocer la metodología que habían utilizado y si dicho ejercicio era representativo de los habitantes de la ciudad. Así mismo intentaban separarse de otro tipo de movimiento sociales sin lograr definir el porque eran diferentes, ni siquiera se logró articular una distinción entre “caminata” y marcha” más que el no estorbar al tráfico pero nada de fondo.

Es, además, una caminata ciudadana, no una marcha, movilización de la cual estamos hartos los oaxaqueños, silenciosa, ordenada, respetuosa ante todo de nuestros derechos y obligaciones consagrados en la Constitución Federal y la del Estado de Oaxaca. (Martínez de Aguilar, Alfredo, (12 de Julio 2008): http://www.adnsureste.info/index.php?news=3687)

La marcha Iluminemos Oaxaca adoleció de lo mismo, al llegar a la Alameda de León, con el repicar de las campanas y lograr la atención de la gente, los integrantes del bloque de marchistas oaxaqueños, que durante la marcha parecían marchantas haciendo un sin fin de relaciones sociales y que nunca fue silenciosa pues, los celulares sonaron y el fíjate que a fulanita se le salió la lonja de la lonja siempre estuvieron presentes, (aun así el estar en público contraponiéndose a la parálisis gobernante lograba romper uno de los últimos escaños de legitimidad que le quedan al actual gobierno del Estado de Oaxaca) se unían al unísono de la entonación del himno nacional y la encendida de velas que se haría en todo el país. Todo estaba planeado para las 20:30 hrs de esa noche de sábado pero, la impaciencia de los líderes, que supuestamente no había, por quedarse solos detrás de un micrófono que únicamente debería haber servido para entonar el himno lo adelantó por unos 15 minutos, todo sea porque los agotados marchistas no desbarataran el bloque que había logrado la marcha.

Al final del himno nacional y las velas encendidas, un gracias a todos por la marcha parecía cerrar la aparición pública de los críticos al gobierno, hasta allí todo era perfecto. De pronto el micrófono comenzó a pasar de mano en mano hasta que se detuvo ante la garganta de una señora, de aquellas que estuvo todo el recorrido agarrando la lona, para que esta comenzara un “Viva México”, “Viva Oaxaca”, “Viva la Paz”-espero que no sea la Paz, Baja California-, “Vivan las mujeres” y “Vivan los niños”y así repetirlo hasta desgañotarse. El conflicto viene allí ¿Qué no la paz estaba abajo y muerta? Y por ello salimos a la calle para exigir que nos devuelvan la paz perdida, ¿Qué tenía que ver el “vivan las mujeres” en una manifestación que buscaba reclamarle al gobierno que t-o-d-o-s s-o-m-o-s v-í-c-t-i-m-a-s de la inseguridad? Y ¿Qué con el “vivan los niños”? ¿Agradecerles haber accedido a que sus padres los llevaran como acarreados en mitin priísta? No era necesario sectorizar, jamás sectarizar, el discurso aquella noche, si no se sabía que decir, mejor el silencio que era el lema de la marcha.

Allí no acaba todo, la animadora se calló, el micrófono volvió a recorrer las manos de los sostenedores de la manta, vino y fue hasta que un señor lo detuvo en sus manos y con voz suave, sin articular más de dos palabras sin tartamudear, agradeció la presencia de todos, hasta allí todo bien. Después cuando ya los “escuchas” se habían dado cuenta que no se callaría vino el discurso estúpido, el error que pudo haber desarticulado todo, pidió el “apoyo del gobierno” para parar la ola de inseguridad ¿Qué no la manifestación era para exigirle al gobierno que se pusiera a trabajar y que si no podía que renunciara? El pedirle “apóyenos” es aceptar que somos incapaces de hacernos responsable de nuestra propia vida y reconocer que somos incapaces de sostener una crítica a aquellos que nos han fallado, se agacho el rostro y el silencio se quebró en un “apóyenos” a parar lo que usted comenzó, no se trata de que el gobierno apoye, se trata de que el gobierno se responsabilice sobre lo que está sucediendo y en lo cual esta involucrado, es su obligación. La cabeza que apareció en Oaxaca como un símbolo del “antes de... después de...” no se la fueron a tirar a un empresario, sino a un funcionario de gobierno: El Procurador de Justicia, que ni siquiera a logrado explicar por qué a él y no a otro funcionario. Por lo tanto, el problema de la inseguridad no esta en que la sociedad pida apoyo, sino en que exija el trabajo a quien le corresponde.

Allí no paró la renitencia de la mediocridad, casi al final del discurso tartamudo se soltó aquello de “gracias a todos y estén informados para cuando los volvamos a convocar” palabras más palabras menos, en ese momento se paralizó el activo de la ciudadanía de asistir por convicción propia y de considerar que sólo se había asistido porque el líder lo decía, si algo se quería demostrar con esta marcha es que la ciudadanía se podía organizar de manera más horizontal por medio de una coyuntura sin la necesidad de un líder visible, el silencio se rompió para escuchar la inexistencia del discurso de una organización que desaprovechó un gran escenario para crecer.

Lo sobresaliente de todo esto, en lo negativo, es que aquellos que organizaron las “caminatas” previas y que decían llevar una organización avanzada jamás se movilizaron al interior de la marcha para tratar de generar un vínculo con aquellos que no habían asistido antes. A que me refiero, que jamás se buscó pasar del anonimato a la identidad, crear una lista de participantes, recopilar datos para después invitar a la discusión en foros; simplemente parecían más interesados en ganar la foto, la escena, la entrevista, en el protagonismo de “nosotros los sacamos” aunque, ellos sólo pusieran a 300 personas en la oscuridad de un discurso vacio que no iluminó nada.

Último párrafo.

A pesar de esto, la marcha “Iluminemos México y Oaxaca” es el primer antecedente exitoso, sino se va al olvido, de la actuación de un sector que hace unos cuantos meses estaba desmovilizado y sin manifestar sus intereses públicos por lo que sucedía en un convulsionado Estado Oaxaqueño. Los pijos, la clase alta y media alta han salido a decir que están angustiados ¿Se reconocerán con los otros actores no estatales, aquellos a los que siempre les criticaron su toma de calles, aquellos que fueron paleados por la PFP, aquellos que no hablan español? Aquellos que también son oaxaqueños.

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