lunes, 7 de octubre de 2013

Editorial Septiembre.




Muchas felicidades a  Guadalupe Mely Pérez García y Jorge Antonio Pérez Lozoya y a sus familias por su unión matrimonial, que cada día que pasen juntos su amor crezca y fortalezca la familia que han formado.

Felicidades a Juan Pedro Quintana Cancino y a Jeanette Benfield Monteagudo por la Primera Comunión de su hija Andrea, que Dios los acompañe para iluminar el camino de su hija.


Y los maestros de la Sección XII volvieron a hacer de las suyas…marchas, plantones, desmanes,  pero ahora en la capital del país.
Qué sintieron todos aquellos que viven en el Distrito Federal, al vivir unos días casi al borde de la locura por no poder salir o llegar de sus casas a su trabajo o viceversa como todos los días lo hacían,  no poder hacer su rutina como si fuera un día normal, uno termina sintiéndose prisionero en su país.

Y entonces se cuestiona el ejercicio del gobierno al no poder controlar este tipo de manifestaciones que desquician a más de uno, y es que entre el tema de la reforma energética, la reforma laboral, la reforma educativa, cada uno puede opinar de acuerdo a su ideología, afiliación partidista, el punto es a ¿quién creerle? ¿quién tiene la razón? ¿El gobierno en turno, los partidos que no están en el poder, los miles de sindicatos, los maestros o los ciudadanos afectados?

Creo que todos tenemos algo de culpa por no actuar a tiempo y dejar que las cosas lleguen a este punto donde reina el caos. El gobierno en el poder del partido que sea, han usado y creado diversos grupos de presión que manipularon durante muchos años para su beneficio y donde sus líderes supieron aprovechar esto para después usar a sus agremiados en contra de quiénes no les cumplan sus caprichos…perdón demandas.
Y ejemplos sobran…Elba Esther Gordillo, Romero Deschamps, Enrique Rueda Pacheco etc. y los ciudadanos creemos que con ir a votar ya cumplimos con nuestra parte.

Se puede discutir mucho si la reforma educativa afecta y perjudica a los maestros, pero sólo aprecio que todas las acciones de marchas, plantones, durante al menos 28 años en Oaxaca han resultado en el abandono de la educación de todos los niños a los que afectan, y los maestros al obtener cada año el aumento, bonos y demás exigencias ¿qué hacen? Yo no he visto que recuperen los miles de días perdidos sin dar clases, o se capaciten para estar a la altura de los estándares internacionales, o permitan que se evalúe su rendimiento y todos los beneficios que reciben se traduzcan en una mejor educación, ¿entonces? ¿qué es válido y qué no? Si verdaderamente les preocupara la educación, no dejarían las aulas y educarían a esos millones de niños con buenos cimientos para volverlos ciudadanos críticos, analíticos, que exijan el respeto a sus derechos y vigilarán el correcto actuar de sus gobiernos, sin educación este país estará condenado a sufrir más abusos y atrocidades por parte de sus gobernantes.

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